els recods de la meva escola

ELS RECORDS DE LA MEVA ESCOLA

(Taula Rodona del dia 5 de juny de 2007)

Cuando me propusieron hablar de los recuerdos de mi escuela, mi primer pensamiento fue: ¿Que voy a decir yo..?, las fechas no son mi fuerte, los nombres… pues tampoco, y realmente pensé, que no tenia nada interesante que contar.
Fui un alumno normal, con una vida normal, que estudiaba algo menos de lo normal, con una relación con los otros alumnos, normal, con un trato con los profesores normal, con notas dentro de lo normal y creo que sin ningún motivo que me hiciera destacar ni mas, ni menos de lo normal…
Y me dije, que esto precisamente era lo que tenía que explicar, las cosas normales que nos sucedían y que al contarlas todos reconoceríamos como propias.

Me siento enmarcado en una generación algo atípica, en la cual ha habido muy grandes y diferentes cambios, en el paso de muy pocos años.
No puedo valorar si, estos años, han sido peores o mejores, pero sí estoy seguro de al menos son diferentes.
El tipo de vida de aquellos tiempos a la actual, es muy diferente, pocos medios en las familias y muchas horas de trabajo de los padres para poder, medio salir adelante, normalmente con bastantes hijos a los que alimentar y vestir.
El dinero de que se disponía en casa y en el colegio era mas bien escasos.
Los libros se limitaban a los estrictamente necesarios, y oportunamente aprobados por la autoridad competente, que velaba por nuestra mejor enseñanza, dentro de “la verdadera fe”, aunque nos falsearan la historia, con la excusa del amor patrio, que hasta años después no descubrimos que no se ceñía demasiado la realidad, la religión y la disciplina eran una parte muy importante para llegar a ser buena persona.
Un solo profesor se encargaba de dar todas las asignaturas, y no solo de un curso, en la misma clase, había varios cursos juntos y por supuesto niños de diferentes edades, ya que los que no aprobaban, repetían.
Hemos vivido la aparición de la Política, los cambios de la Transición, la Constitución, l’Estatut, las elecciones, los partidos, las manifestaciones, etc.
La televisión en blanco y negro, la televisión en color, el mando a distancia, después mas cadenas de TV, los pequeños guateques, los discos (luego nos enteramos que eran de vinilo), las cintas, los magnetófonos, las cintas para grabar, la música disco, las discotecas...
La perilla en la cabecera de la cama, los Sales-Kits, la electrónica digital, los ordenadores, la informática, el láser…
Nos enteramos de golpe que el Catalán era un idioma y que nunca lo habíamos aprendimos, (en el barrio, solo la Sra. Palmira hablaba catalán).
Que existía otras matemáticas que se llamó matemática moderna, que en las matemáticas además de números también se podían usar letras y que tendrían alguna utilidad fuera del colegio…
Y después de ver como muchos se quedaban en el camino… he aprendido que nuestros padres tenían razón, que las malas compañías no son buenas y que a pesar de lo poco que tenían y habían podido estudiar, creo que no lo hicieron tan mal…Ahora sé lo difícil que es eso de educar…

Yo empecé el colegio con 6 años cumplidos, algo impensable ahora, Y este fue el primer y único colegio que conocí, hasta conseguir el llamado “graduado escolar”.

Recuerdo:

Mi primer día de escuela nervios, alegría, todos éramos nuevos, se estrenaba el colegio.
Los niños con batas de rayas azules y blancas, recién planchadas, y con su apresto de nuevas, con su bolsillo en el pecho y en él, cada nombre bordado a mano, unos mejores y otros peores acabados, en el bolsillo un pañuelo oportunamente cosido a una cinta de tela, (para no perderlo).
Las niñas con sus batas blancas, formando corrillos, con sus coletas recién peinadas y el olor de la colonia familiar.

Formábamos filas por clases, cubrirse, alinearse…para “entrar en orden y sin armar jaleo”.
Los niños en las clases de arriba y las niñas en las clases de abajo, eso sí todos con la misma incertidumbre de entrar en un sitio nuevo.

En la pared la Cruz y la foto de Franco, de pie hasta que entraba el maestro, recuerdo que lo primero que se hacíamos era rezar el Padre Nuestro.

Los sábados por la mañana tocaba Evangelio y D. Antonio pintaba en la pizarra con tizas de colores, que el resto de la semana guardaba como oro en paño en su cajón de la mesa.

El toque de pito a las entradas y a las salidas, era la señal que todos esperábamos oír, para con empujones formar las filas a la entrada, y con carreras para ir para casa.

El patio de tierra y piedras era el lugar para el recreo, un olivo en el centro y otro junto a la pendiente en la parte de atrás, eran idóneos para aprender a trepar por sus ramas, mientras otros, a la hora del patio, se limitaban a ir a su casa a por el almuerzo, o al “quiosquillo” a comprar pipas y chucherías, las vallas no existían, y cuando se instalaron, no eran obstáculo para nosotros que simplemente las saltábamos, eso si con la precaución de que no nos vieran los profesores.

Los juegos se hacían por separado los niños en una banda y las niñas en otra.

Juegos: Niñas a pillar entre ellas, a la goma, a la comba, al picar manos, el escondite.

Niños: al palé, a los cromos, a las chapas, a entera, al fútbol (si alguno traía su pelota), a la gardufa, al aro con la llanta de una bicicleta y un alambre, al pilla-pilla, al bote al aire, al escondite, pelea de caballos, a espadas con un palo y la bata de capa, al un dos tres pico pared, al escondite, a cortar la cuerda, a bolar cometas, a hacer patinetes con ruedas de cojinetes.

Los días de lluvia, el recreo se hacia en el pasillo, recuerdo el suelo lleno de barro y un gran alboroto de carreras y gritos.

El mes de Mayo en el pasillo los cantos a Maria. Con Don Antonio.

Las vacunas nos las ponían en la propia clase, hacíamos fila, mientras unos llorando, otros riéndose de los que lloraban y otros asustando al resto de que les iba a doler mucho….

Los sorteos en clase de cromos y álbumes del Bimbo o del Cola-cao eran una fiesta, aunque a mi nunca me tocó ninguno, a algunos casi siempre les tocaba… (que rabia me daba)

Hubo un tiempo en que nos daban una botella de leche de ¼ de litro RAM, cada uno nos traíamos de casa el azúcar y el cola-cao, liado en un trozo de papel hecho como un sobrecito.

Las tablas de multiplicar cantadas, es una musiquilla que aún resuena en mi mente, y es gracioso ver como, mis hijos también la canturrean con el mismo tono, como si los años no hubieran pasado.

Los castigos eran variados: las penitencias, brazos en cruz, de rodillas contra la pared, otros mas duros, con la regla en la mano abierta, algunos se ponían ajo en la mano para evitar que les doliera… y a veces el olor los delataba y comprobaban en sus carnes que el ajo no había hecho el efecto deseado, con la regla en los dedos, y de vez en cuando alguna bofetada o tortazo.

Recuerdo a profesores que marcaron mi vida:

Don Antonio Lacasa Pardina, nuestro director de tantísimo años y para mi un excelente maestro, a pesar de tener que imponer un orden de acuerdo con los tiempos que corrían.

La señorita Remedios, que con toda su dureza y severidad, luego demostraba con dedicación y cariño su gran pasión por los niños.

Don Tomás, no lo recuerdo mucho, fue uno de mis primeros profesores, me acuerdo que tocaba la trompeta al terminar las clases y que le gustaba jugar a fútbol.

Don Eugenio, que tantos tiempo lo tuvimos como maestro, en diferentes años y diferentes materias, es uno de los que mejor nos conoce, después del tiempo que pasó con nosotros.

Don Alejandro, que a pesar de sus rarezas, se entregaba en la enseñanza con quien ponía interés en aprender.

Pau, para mí “don Pablo”, del cual guardo un grato recuerdo en sus primeros días como maestro, de cómo se implicaba con nosotros, de las excursiones y salidas, del equipo de fútbol, del equipo de balonmano, etc., que aunque casi nunca ganábamos, al menos le poníamos muchas ganas… (creo que de aquí surgió la frase lo importante es participar…jajajajaaj), nos empezó a hablar de sexo, y nos dio otra visión diferente de la vida, gracias a su juventud y las ganas por enseñar y de hacerlo bien que tenia.

Y entre todos ellos a Antonio, “el Portero” conserje que durante tantos años nos ha visto crecer y gamberrear, que sin ejercer como tal, ha sido otro maestro más, en el transcurso de los años, nos ha enseñado cosas que no se encuentran en los libros, si no en el trato y la relación con los demás…

Este fue y es, mi colegio por eso quizás lo siento muy próximo, y me alegra mucho cuando veo que va cambiando a mejor, cuando veo que se amplia, que los alumnos disponen de ordenadores, cuando veo que cada vez salen mas preparados sus alumnos y cuando veo que niños que pasaron por aquí han dado un paso muy grande en sus vidas, que la educación que recibieron a dado resultado, y están ocupando puestos importantes en la sociedad, algunos con estudios universitarios y otros trabajando en una gran variedad de oficios y profesiones.

Entonces es cuando me acuerdo de los que han hecho eso posible, trabajando aquí, en un colegio público aunque a veces no fuera una de sus primeras, ni más fáciles opciones.

A todos ellos, y a los alumnos…. Gracias por formar parte de esta familia y de mi memoria, en la cual ocupáis una parte muy importante.

Juan José Rubira Pérez

(Colegio Tacó 1966-1974)